El guardián del Río de las Almas
Uno por uno fuimos atravesando el portal. Cuando me tocó pasar, sentí una sustancia gelatinosa que protegía la puerta.
-Eso evita que puedas entrar con magia.- explicó Galathriel.- Es un escudo viscoso.-
Anduvimos durante una hora por la orilla del río. Mientras yo contemplaba la escena. El cielo era rojo y caían meteoritos, aunque claro, lejos. A nuestro alrededor había árboles secos y algunos en llamas. De la lava emergía un sofocante calor que Tir bloqueó con un extraño poder. Una burbuja nos rodeaba y nos humedecía haciendo que el calor ni se sintiese. Miré el río. Pude ver extrañas figuras flotar en la lava, rostros que irradiaban pena y dolor
-¡¿Qué es eso?!- pregunté alarmado mientras señalaba una criatura que flotaba y llevaba una túnica con una capucha. Sus manos no tenían piel, era el mismo hueso al aire libre. Su rostro estaba escondido en la oscuridad de la capucha.
-Es un ánima maldita.- dijo Elentari.- Son las almas de las criaturas. Algunas se quedan en este lugar, en cambio, otras van a nuestro mundo. Son inofensivas si no se les molesta.- aclaró.
Entonces todos apresuramos el paso y dejar tranquila a las ánimas que poco a poco aparecían.
-Por cierto, ¿cómo vamos a cruzar?- preguntó Pame.
-Solo falta un kilometro, ahí hay un puente que permite cruzar el río y llegar al pie de las Montañas del eterno Inverno.- anunció Galathriel.- Ahí el clima es la contra a este, sufriremos un frío insoportable.-
Seguimos caminando hasta que finalmente llegamos al puente. Era sencillo, de piedra sin barandal. Tenía tres escalones de cada lado y era un poco angosto, por lo que solo pasábamos de a dos. Galathriel fue sola, primera, luego Elentari y yo le seguimos para que finalmente pasen Tir y Pame. Luego seguía de largo hasta la otra orilla. Ahí había dos postes conectados, también de piedra. Si se veía a través de ellos, el paisaje mostraba los pies de las montañas rodeadas de nieve. Cuando llegamos a la mitad del puente, una voz clara y masculina sonó por el lugar.
-¿Quién se anima a recorrer el Río de las Almas?- preguntó curiosa la voz.
Nadie contesto ya que Galathriel hizo señas para que no lo hiciésemos.
-No voy a permitir que entren y salgan a su voluntad, no mientras sea yo el Guardián del Río.- dijo.
La lava del río saltó y de los dos lados se mezclaron. Poco a poco se fue formando una figura humana, lo que supuse que sería el guardián. Vestía una armadura rojiza con partes más negras y brillante. Era parecida a las armaduras de los guardias a diferencia del color. Sus hombreras parecían plumas de un ave fénix. Su pelo eran llamas muy vivas y rojas.
-¡Ah!- exclamó.- Elfos de los bosques.- y luego hizo una reverencia.
Nuestro grupo seguía quieto, esperando a que algo suceda. Galathriel estaba agazapada, había invocado su báculo al igual que Elentari, Pame y Tir. Instantáneamente saqué mi arco y preparé una flecha.
-¿Dónde quedó la amabilidad de los Elfos?- preguntó sarcástico.- No importa, me presentaré de todas formas.- continuó.- Yo soy Nefer, guardián del Río de las Almas.-
Galathriel bajó un poco la guardia, pero el resto no.
-No teman, queridos, simplemente los asesinaré a todos y los condenaré a vagar por el río.- confesó abiertamente.- ¿Acaso es algo malo?- preguntó retóricamente.-Yo lo hago y lo haré por el resto de la eternidad, por la maldita culpa de los Elfos, quienes al despedir a los humanos me enviaron al mismísimo infierno y de ahí…- hizo una breve pausa.- Me enviaron a vigilar la salida.-
-Nefer, no podemos perder tiempo. Nos esperan del otro lado.- dijo Galathriel.
-¡Ah!- volvió a exclamar.- ¿Acaso crees que si llegas al templo de la Guardiana de las montañas, tuvieses la suerte de tener una audiencia con ella, te dejará salir viva?- preguntó.- Yo creo que no. Además, ella misma me ordenó que nadie saliese. No le gustan las visitas.-
-De verdad, no queremos matarte.- dijo desafiante Galathriel.
El guardián rió y luego, con unos movimientos de sus manos, la lava comenzó a levantarse. Poco a poco criaturas comenzaron a crecer. Eran pequeñas y tenían cuatro patas, una larga cola de llamas y sus dientes se veían muy afilados. Giré la cabeza y vi que las ánimas nos rodeaban por los aires.
-Y esperen a ver a mi bebé.- y luego juntó sus dos manos, aplaudió tres veces.
Nada sucedía hasta que a lejos, un enorme dragón negro cuyos ojos amarillos se notaban a lo lejos y que escupía fuego, se acercaba veloz. Cuando llegó, aterrizó detrás de su dueño y volvió a escupir.
-¿Qué decías?- rió nuevamente el guardián.- ¿Matarme?-
Entonces Pame invocó mas llamas para dispararlas contra las ánimas y las criaturas. Pero estas no sufrieron daño, simplemente crecieron de tamaño.
-¿Fuego contra fuego?- preguntó el guardián, que no dejó de reír. Se la estaba pasando en grande.
Entonces a Tir le brillaron los ojos, supuse que tuvo una idea o simplemente estaba por llorar. Zarandeo su báculo por todos lados. Pensé que se había vuelto loco, pero en realidad había creado una enorme esfera de agua sobre nuestras cabezas.
El guardián se alarmó. Ordenó atacar y acto seguido Galathriel conjuró una pared de cristal a nuestro alrededor para detener los ataques. Centré mi mirada a la esfera que de golpe, explotó liberando una gran ola que ahogó a toda criatura a nuestro alrededor. Aunque cuando el agua tocó el río, esta se evaporó al instante.
El guardián montó su dragón, nervioso y preocupado, para escapar volando. Despegó y fijo miré al dragón. Sentí que el tiempo se detenía, obtuve mejor visión del cuerpo de mi objetivo, tensé la cuerda y disparé directo al corazón del dragón. Increíblemente, le clave la flecha donde había querido.
-Gran tiro.- me felicitó Pame.
El dragón escupió fuego y se volteo, cayendo al río con el guardián encima de él.
-¡Corran al portal!- gritó Galathriel.
Empezamos a correr y nadie miró hacia atrás. Atravesamos el portal y nuevamente sentí ese escudo gelatinoso. Un fuerte viento me llenó la cara de nieve. Miré las altas montañas. La cima se encontraba más allá de las nubes.
-Llegamos.- dijo Elentari.
-Sí. Las Montañas del eterno Inverno.- susurró su madre.
Continuara
Quiero agradecer a Celerian que me ayudó y corrijió parte del capítulo
Grosoooo
